Dayana Guerra Navarro, una hermosa jovencita de 17 años de edad, oriunda del municipio de Sahagún, murió la noche del jueves en una Clínica de Montería, hasta donde fue remitida, al parecer por haber ingerido una sustancia venenosa.
Pese a los esfuerzos de los galenos, no fue posible salvar la vida de la menor, que cursa su último año de secundaria.
Versiones preliminares apuntan a que, la menor habría tomado esta fatídica decisión luego que su progenitora la llamara la atención por el excesivo uso del celular, versión que aún no ha sido corroborada por la autoridades correspondientes que investigan el doloroso hecho que deja la dolorosa decisión de la hermosa jovencita.
Según la Organización Mundial para la Salud (OMS) los impactos económicos, sociales y emocionales generados por la pandemia de COVID-19 han exacerbado los factores de riesgo asociados a las conductas suicidas y llamó a hacer de su prevención una prioridad en las agendas nacionales de salud pública.
La pérdida de empleo o económica, los traumas o abusos, los trastornos mentales y las barreras de acceso a la atención de salud son algunas de las condiciones que pueden llevar a las personas a pensar en quitarse la vida, y la pandemia hundió a mucha gente hacia esas situaciones.
“Necesitamos de una acción de toda la sociedad para poner fin a estas muertes, y requerimos del compromiso de los gobiernos para invertir y crear una estrategia nacional integral que mejore la prevención y la atención del suicidio”, dijo Renato Oliveira e Souza, jefe de la Unidad de Salud Mental de la OPS.
Los datos correspondientes a 2019 de la OMS indican que 97.339 personas murieron por suicidio en el continente americano y estiman que los intentos de suicidio habrían superado 20 veces esa cifra.
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