Con apenas 14 años tiene bien claro lo que quiere para su vida futura: ser uno de los mejores médicos del país y aportar todos sus conocimientos en la construcción de procesos que generen mayor calidad de vida.
Jorge Benítez Llorente logró el mejor puntaje del Icfes, hoy Pruebas Saber 11, en el departamento de Córdoba. Sacó 470 puntos de los 500 que implicaría un proceso perfecto. Sin embargo, eso no fue casualidad, pues estudio y se preparó con dedicación para obtenerlo.
Ese número también lo ubicó como el cuarto mejor puntaje a nivel nacional, hecho que llena de orgullo a sus padres, Jorge Eliécer Benítez y Ana Milena Llorente; a su hermana Orani Milena, de 11 años, y a los directivos de la Institución Educativa Nuestra Señora del Carmen de Cereté, donde terminó el bachillerato y recibirá su grado con honores, este sábado 3 de diciembre.
Ama el mar
Los que pensarían que se la pasa todas las horas de su vida, pegado a los libros, se equivocan. Juega ajedrez, que por cierto se lo enseñó su abuela, monta bicicleta, lee, estudia, sale con los amigos y también saca tiempo para echarse un picadito de fútbol, uno de los deportes que le apasiona.
Su proceso educativo no era nada fácil. Vive en el municipio de Cotorra, uno de los últimos en crearse en el departamento de Córdoba, pero no estudiaba allí. Viajaba todos los días a Cereté y para ello debía levantarse a las 4:00 de la mañana, alistarse rápidamente, desayunar y esperar el transporte que los llevaba hasta la institución, ubicada a 40 minutos.
Su papá, un ingeniero químico, que trabaja independiente, y su mamá, la secretaria de un colegio público de Cotorra, habían escogido ese colegio apostándole a una mejor calidad educativa, pero los primeros años de estudio los hizo en un colegio público y luego uno privado de Cotorra.
“Yo me preparé con responsabilidad para sacar un buen puntaje, pues siempre tuve clara la importancia de este tipo de procesos, pero cuando me llamaron de Elmer Pardo a decirme que había sacado el máximo puntaje de Córdoba, no pude contener la emoción”, dice este joven, nada tímido, que esconde tras sus gafas de aumento, todas las emociones posibles.
Le gusta estudiar, leer, ver videos, películas, pero hay algo que tiene un significado especial en su vida, el mar. Ese es la mejor forma de hacerlo feliz, aunque siempre disfruta de cada momento de su vida y de la compañía de su familia, que ha sido un apoyo importante para él.
Su padre cuenta que desde que estaba en el vientre, lo estimulaban con música y con palabras bonitas. “Desde los tres años lo pusimos en un colegio público en Cotorra, pero con el paso de los años, lo mandamos para Cereté. Iba y venía todos los días, a pesar de la distancia”, cuenta con orgullo, sin ocultar la felicidad que le produjo saber que su hijo fue el mejor de todo el departamento.
Aún no sabe cuál será su destino final. Ha recibido ofertas de prestigiosas universidades de Bogotá para que estudie Medicina, pero ese tema no lo han definido. “Por lo pronto voy a disfrutar mi grado este sábado y lo vamos a celebrar”, dice con la voz entrecortada de la felicidad.
Se el primero en dejar un comentario