POR: DUNOIS GÓMEZ IZQUIERDO.
Por virtud de la fuerza de la naturaleza, EL CAÑO BUGRE se resiste a morir. Prueba de su resistencia es el relativo caudal de agua que hoy presenta, recibido de su principal afluente. “EL RÍO SINÚ, que, por su voluminoso caudal de agua, causado por la inmensa creciente, ha desbordado la capacidad de su cauce, lo que le permitió al agua pasar por encima del tapón (control) de entrada al cauce del caño Bugre.
Hoy miramos con nostalgia el poco volumen de agua que surca por el lecho del caño Bugre en la proporción que en antaño coloquialmente decíamos “EL CAÑO ESTA A MEDIO CAJON”. Las causas del deterioro del caño Bugre lo contextualizaré más adelante. Por ahora hagamos remembranza de lo que para Cereté y su entorno territorial fue en su vida activa el caño Bugre. Quienes lo conocimos en su vida activa, no olvidamos sus bondades en su majestuoso periplo de navegación, como fuente de transporte y desarrollo comercial.
Basta rememorar los cientos de canoas de todo tamaño navegando en las aguas del Bugre, transportando pasajeros y bienes de consumos propios de nuestra región como actividad comercial. Inicialmente este transporte en canoa nace como transporte de tracción humana, conducido ágilmente con palancas y canaletes por personas conocedoras de su oficio llamados bogas.
Posteriormente por el auge de la demanda del servicio de transporte, aparecieron las canoas y chalupas metálicas con motores fuera de borda, lo que sin duda aligeró la prestación del servicio aumentando el flujo de pasajeros y de la comercialización de bienes de consumo. La innovación de canoas con motores fuera de borda, en ningún momento desplazó el transporte de tracción humana en canoa.
Del caño Bugre, cómo no evocar aquellos días previos a la Semana Santa de cada año, cuando desde el pueblo de San Sebastián subían por la ciénaga grande de Lorica, hasta la cabecera de Cereté con las canoas de tracción humana cargadas con diferente clase de alfarería, para vender, como uso de tradición doméstica en las semanas santas.
Y qué decir de la subienda de peces por el caño Bugre en los meses de noviembre y diciembre de cada año, cuya subienda en abundancia beneficiaba alimentariamente, y abajo costo a la población más vulnerable de Cereté en esta misma época. ¿Cómo no rememorar el bello espectáculo que presentaban los grupos de pescadores pescando con sus atarrayas.
Cómo no recordar del caño Bugre el auge comercial de entonces con Cartagena y Cereté, en embarcaciones llamadas (lanchas) trayendo y llevando semanalmente mercancías para destinatarios definidos. Era tan grande el volumen de mercancías que transportaban las lanchas, que las personas utilizadas para el cargue y descargue de la mercancía se asociaron y conformaron legalmente su sindicato de braceros.
Fueron tantas los beneficios que en su vida activa nos prodigó el caño Bugre, que amerita escribir su vida para que la conozcan las nuevas generaciones de cereteanos.
No sobra rememorar el servicio de correo postal nacional de entonces, que llegaba transportado en un pequeño hidroavión que acuatizaba al frente del puerto atracadero de las lanchas, hoy al frente del antiguo Telecom.
Y qué decir del Bugre que por su cauce llegó una barca transportando el martinete utilizado para hincar los pilotes de cemento usados para construir la muralla actual del caño Bugre.
De todo lo que vine contextualizado, sin anotar lo que fue el Bugre para el entonces acueducto nuestro, solo queda la nostalgia por el bien común en proceso de extinción, sin conocer las causa y los causantes. Me atrevo a pensar que la clase política de entonces puede tener responsabilidad en la extinción del caño Bugre. Igualmente pienso que no hubo razón para que un caño como el Bugre que cruza por el centro de la ciudad de una clase política con poder administrativo y parlamentario, hubiese permitido que el caño Bugre se haya convertido en una cloaca. También me atrevo a creer que aún es rescatable el caño Bugre, si nosotros la comunidad unamos voces y voluntades para potencializar propuesta de solución para el rescate del Bugre. De lo que sí, estoy seguro, es que hay más de un cereteano interesado en el rescate navegable de nuestro caño Bugre.
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