Después de casi dos meses de protesta pacífica, los indígenas y campesinos que fueron víctimas de un atropello armado por militares en Bocas del Manso decidieron abandonar el parque Santiago Canabal en Tierralta. Se trasladaron al albergue municipal debido a las mesas técnicas que sostuvieron con la Secretaría de Gobierno, la Asociación de Comerciantes, la Defensoría del Pueblo y líderes indígenas.
Varias familias se trasladaron al albergue municipal, donde ya están pernoctando, mientras que otras regresaron a sus zonas, esperando que se cumplan los compromisos pactados para que finalmente puedan retornar a sus territorios.
Nairo Zapa, secretario de Gobierno de Tierralta, manifestó que después de varias mesas de trabajo y arduas labores con las comunidades indígenas y campesinas, se logró el acuerdo para trasladarlos al albergue para que tengan mejores comodidades y también despejar un poco el parque municipal de Tierralta.
Luis Domicó Jarupia, autoridad mayor de los desplazados, indicó que son conscientes de que no son los dueños del parque municipal, pero han estado allí con una protesta pacífica que se originó por el desplazamiento de muchos habitantes de la zona más recóndita de Tierralta. “Estamos reclamando nuestros derechos y pedimos que no sean vulnerados a nivel nacional”, manifestó Domicó Jarupia.
El desalojo del parque llevó a la administración municipal a realizar la desinfección y adecuación del parque, ya que presenta daño en su estructura. La retirada del parque se realizó tras la firma de un acuerdo con siete puntos, que incluyen el envío a la Unidad de Víctimas del censo de la comunidad Embera Katío del Alto Sinú de Tierralta, la incorporación del censo de los desplazados para las ayudas alimentarias mientras estén en el albergue, y el traslado de todos los indígenas al albergue municipal para estar en condiciones dignas, entre otros.
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