Como Marlon Sierra Ochoa fue identificado el psicólogo asesinado en horas de la tarde de este martes 6 de diciembre en el barrio Mochila, en Sincelejo, en un aparente atraco.
Dos cámaras de seguridad, ubicadas en la parte externa de un local que está a unos tres metros de la banca donde fue asesinado, serán claves para precisar la identidad de sus asesinos, Dos atracadores que en el afán de despojarlo de sus pertenencias lo terminaron matando.
Una prima de Marlon narró a medios locales, que el joven, graduado el año pasado de sicología y residente en el barrio Camilo Torres, de esta ciudad, trabajaba como técnico en una empresa que hace mantenimiento a aires acondicionados, la cual está ubicada a una cuadra donde lo mataron.
La mujer asegura, que Marlon en ese momento estaba sentado en la banca con un compañero de trabajo tomándose una gaseosa, cuando fueron interrumpidos por los dos sujetos en moto.
Los bandidos con arma en mano apuntaron a los dos jóvenes y procedieron a robarlos, primero al compañero y luego a Marlon, que, presuntamente, habría puesto resistencia, ahí fue cuando el bandido tomó la decisión de disparar y matar a Marlon ante la mirada perpleja del amigo con el que compartía la gaseosa.
Lo más paradójico es que al joven lo mataron por matar, porque no se le llevaron nada.
“A un familiar que estaba cerca le avisaron y llegó enseguida, él le encontró celular, la billetera y toda sus cosas”, afirmó la prima.
Pasados algunos minutos, el llanto inconsolable de una joven rompió el silencio el silencio en el lugar y llamó la atención de la decena de curiosos que observaba desde la cinta que acordonaba la escena, se trataba de la compañera sentimental de Marlon, que en medio de su dolor dijo que mañana cumplían un año más de estar juntos como pareja.
La joven también llevaba en sus manos una camiseta de Argentina, de la que decía era para que Marlon se la pusiera, muy seguramente para pasado mañana, día que esta selección tiene partido en el Mundial.
Fueron escenas muy conmovedoras, los familiares impotentes y llenos de dolor al ver a su ser querido sin vida en aquella banca. Investigadores del CTI esperaban al dueño del local donde están las cámaras para verificar que si funcionan.
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