Una niña de 13 años de San Carlos, Córdoba, fingió el pasado viernes haber sido raptada por dos personas. De inmediato su progenitor, Pedro Corcho Toscano, se comunicó con las autoridades e informó la desaparición de su hija de nombre Camila Andrea Corcho Jaramillo.
El hombre desesperado manifestó que en horas de la mañana la llevaron al colegio en el corregimiento El Hato, donde asistió a unas clases de baile y cuando la fueron a recoger, siendo las 12:15 horas aproximadamente, no estaba en dicho centro educativo y según varios vecinos, la habían visto con dos sujetos de sexo masculino en una motocicleta y que presuntamente habría sido raptada.
Luego de la recepción de esta información por parte de los familiares de la menor y publicada a través de redes sociales y medios de comunicación, el Gaula inicia las investigaciones con el fin de dar con el paradero de la joven y de sus presuntos captores.
En pesquisas realizadas el viernes 17 de septiembre, un investigador judicial del GAULA recibe una llamada telefónica por parte de un ciudadano, quien manifiesta tener información acerca del paradero de la adolescente, por lo cual, una vez recibida la información aportada por la fuente, en coordinación con el grupo de infancia y adolescencia de la Policía Nacional proceden a realizar desplazamiento a una vivienda construida en madera, ubicada en el barrio El Privilegio de la ciudad de Montería, con las indicaciones y características suministradas por el informante.
Estando en el lugar indicado, los funcionarios de la Policía proceden a identificar a las personas que habitaban la residencia, constatando que efectivamente la adolescente “raptada” se encontraba en el lugar, en compañía de un adolescente de 14 años de edad quien al parecer, era su novio.
Según lo manifestado por la joven en el lugar donde se encontraba, ella había tomado la decisión de irse voluntariamente a convivir con esta persona con quien tiene un vínculo sentimental. Inmediatamente verificada que si se trataba de la persona desaparecida, se les comunica a los familiares de su paradero y que se encontraba sana y salva. Posterior a los hechos, esta joven es dejada a disposición del Instituto Colombiano de Bienestar familiar y Defensoría de Familia para restablecimiento de sus derechos.
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