Recientemente, se han revelado serias irregularidades en la gestión de la salud mental en Montería, específicamente en el hospital ESE Vidasinú. Un ciudadano en crisis de ansiedad fue atendido por un médico general sin formación en psiquiatría, quien lo envió de regreso a casa sin la atención adecuada. La denuncia y la presión mediática obligaron al hospital a mantener al paciente internado por más de 72 horas, bajo la supervisión de la Gobernación de Córdoba, sin recibir la orientación especializada necesaria debido a la falta de psiquiatras en el hospital.
La investigación de esta denuncia es que, durante los cuatro años de la administración de Hugo Kerguelén en la Alcaldía de Montería, se destinarán aproximadamente 1.710 millones de pesos para la construcción de 38 consultorios Violetas, destinados a la atención de la salud mental en la ciudad. Sin embargo, hasta la fecha, solo seis de estos consultorios están operativos: Hospital La Granja, La Gloria, El Amparo, Comuna 6 y La Manta. A pesar de haber atendido a 3,000 pacientes, la mayoría de estos casos son remitidos a clínicas privadas como Los Laureles y La Mano de Dios, lo que genera dudas sobre la efectividad del programa y el destino de los fondos.
El proyecto parece carecer de objetividad. Los grandes beneficiados son las clínicas privadas de salud mental. ¿Por qué existen estos consultorios Violetas si el 90% de los casos psiquiátricos se derivan a clínicas privadas? ¿Qué estipulan los contratos sobre los objetivos de estos consultorios? Si fueron creados para resolver hasta el 80% de los problemas de salud mental en la ciudad, ¿por qué no están cumpliendo su propósito? ¿Es una falta de personal capacitado o hay intereses económicos detrás de esta situación?
Con información de Monteria en Línea