Durante la semana santa, desde hace décadas se han alimentado diferentes creencias que incluyen rituales en los que se combina la fe, el misticismo, entre otros factores. Aunque algunas tradiciones se van perdiendo en el tiempo porque las diferentes generaciones pierden el interés o se dejan de transmitir de generación en generación.
Según relatos de personas mayores, recuerdan cómo en su infancia era una tradición hurgar con un cuchillo el tallo de los árboles de diferentes especies, durante el mediodía del Viernes Santo, para obtener las higas que luego era puestas a secar para elaborar aseguranzas.
Es algo que hicieron las personas mayores en ese entonces y se volvió una tradición y fue así como también se empezó a practicar casi que sin querer. Higas, así se conocen tradicionalmente estos pequeños piezas de madera a las que históricamente la gente le ha dado valores místicos de protección, pues las utilizan como amuleto para protegerse del alcance del ‘mal de ojo’; un maleficio supersticioso que puede transmitirse con la mirada.
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