Los desplazados en La Mojana completan 14 meses por fuera de sus casas

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En los pueblos de esta zona del departamento de Sucre las familias urgen el envío de ayudas humanitarias representadas en alimentos, porque no hay producción en la zona.



Marcos Ojeda González y Enadys Beltrán, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) del corregimiento Las Chispas y enfermera del corregimiento El Cauchal, en el municipio de San Benito, respectivamente, son dos de los más de 80 mil ciudadanos que están afectados por la ola invernal en la Mojana sucreña.

El primero lleva 14 meses habitando con sus familiares un cambuche sobre la vía principal de la Mojana, mientras que ella completa 6 de estar subida con los suyos sobre un tambo de madera de un metro y medio de altura dentro de su casa, a la que llega después de transitar sobre un improvisado camino estrecho de madera de más de 5 metros que ella y sus vecinos construyeron.

Ojeda no solo vela por sus tres hijos y una nieta con los que convive en el cambuche, sino también por el bienestar –en medio de las penurias– de las restantes 214 familias de Las Chispas de las cuales 170 están sobre la vía, 5 en sus casas sobre tambos y las restantes montadas en un jarillón.

“Llevamos 14 meses fuera de nuestras casas, nos desplazaron las aguas y nos tuvimos que ubicar en la vía expuestos a los más grandes peligros que usted pueda imaginar, pero es la única solución que nosotros encontramos”, dice este líder comunal que tiene 50 años y que en estos momentos se dedica a los oficios varios porque las inundaciones han acabado con todos los modos de vida, refiriéndose concretamente a la agricultura y ganadería.

Pese a que llevan más de un año viviendo sobre un carril de la vía de acceso principal a la Mojana sucreña no se acostumbran y el miedo, dice Marcos Ojeda, es latente “porque por aquí hay mucho tráfico, en especial pesado, a toda hora del día. Da miedo un accidente de esos, de un carro que no se percate y se nos lleve los cambuches mientras nosotros dormimos. Conciliar el sueño no ha sido fácil. No hay tranquilidad, el ruido es eterno hasta cuando nos vence el sueño, pero el trasnocho es grande”.



Este mojanero reconoce que es la primera vez que demoran tanto tiempo viviendo en la vía. Anteriormente las aguas los hacían salir máximo mes y medio de sus casas, pero en esta oportunidad las cosas han sido muy extensas y está seguro, de acuerdo con los pronósticos del Ideam y por la cantidad de agua que entra a la zona, que la Navidad y el nuevo año lo van a recibir sobre el asfalto “porque estas aguas no se van a ir. No nos pudimos devolver en septiembre cuando bajaron de metro y medio a 40 centímetros y de un momento a otro regresaron, mucho menos ahora”.

La zona poblada de Las Chispas dista unos 150 o 200 metros de la vía, por lo que sus pobladores desde los cambuches ven sus casas que quedaron con la mayoría de enseres dentro, pero algunos, dice el presidente de la Junta de Acción Comunal ya empezaron a ver cómo la casa que con tanto esfuerzo y años de trabajo construyeron se viene al piso por los efectos de las aguas, “eso también es doloroso para nosotros que en ocasiones no tenemos qué comer porque no estamos produciendo”.

Tomado de: EL HERALDO

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