Un reciente video ha sorprendido a los habitantes de Armenia y al país entero, mostrando la peculiar historia de Myriam, una mujer de 67 años que ha encontrado una forma inusual de ganarse la vida: vender chismes en su barrio.
“Myriam” confesó abiertamente su afición por el chisme, la cual convirtió en una fuente de ingresos. “Me encanta el chisme, soy chismosa y lo volví un negocio, empecé a cobrar”, relató sin tapujos.
La mujer explicó que maneja dos tarifas: algunos chismes cuestan $5.000, mientras que otros, que califica como “suaves”, tienen un precio de $10.000. Para Myriam, estar al tanto de lo que sucede en su entorno es crucial, ya que es parte de su labor diaria. Cada día se sienta frente a su casa, observando minuciosamente lo que ocurre a su alrededor, para luego monetizar esa información.
“La gente viene a preguntarme cosas. Por ejemplo, una señora me dice: ‘Doña Myriam, ¿qué fue ese ruido tan fuerte que se escuchó anoche?’ y yo le respondo que no sé, porque aún no me han pagado”, relató entre risas.
Incluso, mencionó que lleva una agenda en la que anota cuidadosamente todos los datos, lista para venderlos cuando alguien esté dispuesto a pagar.
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