Al sentirse acorralado por las autoridades y por la sociedad que lo condena moralmente, se entregó este jueves 3 de marzo, al Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía en la calle 28 con 2da de Montería, el sacerdote Carlos José Carvajal Galvis. Contra él pesaba una orden de captura por el delito de acceso carnal abusivo agravado en concurso con lesiones personales agravadas a una niña de 13 años.
La denuncia la instauraron los padres de la pequeña cuando se enteraron que los médicos del Hospital San José de San Bernardo del Viento la atendieron al presentar una hemorragia por partes íntimas.
Todos pensaron que se trataba del período menstrual pero los galenos establecieron que era un a desfloración de reciente de himen.
De inmediato se encendieron las alarmas en el centro asistencial y avisaron a las autoridades.
Inicialmente se conoció que Carvajal Galvis habría hecho abortar a la menor, pero luego eso quedó descartado por ciencias forenses y el resto de las autoridades.
Se supo que Carvajal Galvis habría ido, posterior a los hechos, a una clínica de Montería para que lo incapacitaran por un supuesto intento de suicidio al mostrar leves lesiones y manifestando que habría ingerido un químico, pero su estado no le dio ni para una hora de incapacidad, es decir, no le creyeron y le dieron salida y de inmediato se dio a la huida a sabiendas que lo andaba buscando la Ley.
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