Después de educar a sus diez hijos con la dignidad campesina adquirida en la vereda Los Caños, zona rural de Montería, y con 97 años cumplidos, doña Idalides Benítez de Lozano, aprendió a leer y escribir, gracias a la oportunidad que le ofreció la Universidad de Córdoba a través del proyecto Estrategia de Alfabetización, Ciclo Lectivo Especial Integrado (CLEI 1), cuyo cierre se cumplió con el grupo al que perteneció esta longeva mujer, integrado por 58 mayores beneficiarios de la zona suburbana de esta capital.
“Dios los bendiga por esta oportunidad, me siento feliz”, exclamó doña Idalides al tomar la palabra, mientras recibía su primer diploma, de manos del rector de esta Alma Mater, Jairo Torres Oviedo.
Como el resto de sus compañeros se vistió con toga y birrete, y durante la ceremonia ocupó uno de los primeros lugares en el auditorio de la biblioteca central Misael Díaz Urzola, en el lugar de desarrollo Montería.
Para el rector Torres, el caso de doña Idalides es el símbolo de la negación de un derecho que no se puede volver a repetir en la sociedad colombiana; esperar casi un siglo para tener acceso a un derecho básico como es el de la educación.
Muy cerca de la historia de Idalides, en el auditorio unicordobés, estaba la de Lucely Calao Segura y su hija Yina Vega Calao; esta última docente del Departamento de Lengua Extranjera de la univeresidad, quien convenció a su progenitora para que cumpliera el sueño de por fin aprender a leer y escribir, un poco más desocupada de la abnegación de madre y ama de casa en el barrio Bonanza.
“Lo habíamos intentado muchas veces, pero mi mamá sentía un poco de pena porque no sabía qué tipo de compañeros encontraría. Sin embargo, en este proyecto tomó el impulso, recibió todo nuestro apoyo y lo logró, además sus deseos son seguir estudiando y por supuesto que contará con el soporte de la familia”, sostiene la profe Yina, acompañante de su progenitora y de su tía Marelbis, quien también fue beneficiaria de esta iniciativa.
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